Rápido regresé para el teatro porque el tiempo se había perdido rápidamente y en el hall la incertidumbre.
Desde ese día buscaba entre "Palabras" un poema que había leído una vez en Dioramas, pero no recordaba el nombre, por lo que el índice resultó de poca ayuda. Pasaban los días, los poemas que leía o releía pero no daba con el esperado.
El sábado sentada en el último asiento de un 128, camino a Boedo para ver la muestra de fotos** de una amiga, me encontré con "El tiempo perdido":
Ante la puerta de la fábrica
el obrero se detiene de repente
el buen tiempo ha tironeado de su chaqueta
y no bien se vuelve
y mira el sol
muy rojo muy redondo
sonriente en su cielo plomo
le hace guiños
familiarmente
Di camarada sol
¿no te parece
una reverenda burrada
regalarle un día como este
al patrón?
Quedó señalado con el fragmento de un ala de un alguacil que el gato había cazado por la mañana.
*Igual ahora voy a trabajar un poco, pero sin salir de casa.
** ¡Vean las fotos!