sábado, 27 de diciembre de 2014

Lugares



El lugar más increíble y poderoso de este mundo* está en la provincia de Misiones, es esa caída de agua violenta que parece reunir la energía del continente sudamericano, volcarla al Iguazú para perderse en tierras rojas, selva y más tarde el mar.

Mi lugar preferido de este mundo está en la provincia de Chubut, es playa Paraná. Refugio del azul más intenso en un mar frío, y traslúcido pero de oculta profundidad.

El lugar donde vivo no tiene provincia, es una ciudad cada vez más atestada de edificios y autos, que niega el rio y quema en verano. Pero a la que aún le quedan calles con algunos árboles por recorrer en bicicleta y gente con quienes encontrarse.

El lugar donde escribo esto es una playa de la provincia de Buenos Aires, una tarde cualquiera de diciembre, cuando el viento, como es costumbre en nuestro Atlántico, puede con casi todo, menos con la fuerza mar.




*Este mundo involucra a los lugares que conozco, cierto que no son muchos, si quieren preguntan y listo.

miércoles, 24 de diciembre de 2014

La hora de los pájaros




Sentirse un poco Alicia. Sentada en el bosque me sorprende un sonido escurridizo, entre los tonos pardos de los troncos y la hojarasca del suelo descubro una liebre. Me mira atenta un segundo, y se aleja unos saltos. Se detiene y torna a mirarme otra vez. Salgo en su búsqueda aunque conozco el final… es un momento que siento que alucino. Ella se esconde en un hueco entre pastos y ramas caídas, y se pierde.
La única puerta que encuentro está cerrada. Es la tranquera blanca de dos hojas que conecta la playa con el camping. Me avisaron que cerraba a las 20 hs., pero me olvidé. Tampoco miré el reloj, a pesar de la liebre. Pude pasar por debajo. En la heladera hay una cerveza fresca, la destapo y me siento a escribir.

viernes, 5 de diciembre de 2014

Construcción de noviembre



Un arcoíris en palabras para la muestra de Santiago Iturralde.







El clima entró en loop:
                                 hace un calor espantoso,
                                 refresca.

Trazos de colores cubren las paredes,
                                        en papeles,
                                                         pinturas
                                                           y telas.
Amigos que se encuentran, charlan y beben
                                                                 en la vereda.
Ivo y Mirko me visitan,
cenan un huevos fritos gigantes que les preparó El Tucu.

La lluvia se guarda un rato,
mientras las cerámicas rojas organizan un plan de
                                                                        experimentación.
Sonidos
             que desinflan y explotan como globos cortados a cuchillo.
             Enjambre de objetos que suenan sobre la mesa,
             un par de vientos que mueven los cuerpos.
Unos brazos envuelven mi cuerpo,
el frío se detiene, es solo un instante que se alarga placentero…
y se esfuma,
                    disuelve,
                                   enloquece.
La lluvia regresa.
Me acuesto y el gato se acomoda lleno de ronrones en mis piernas.

Los niños dibujan en un papel sobre la pared.
Es un imán que los atrae y abstrae.
El resultado: una nave espacial que abduce un grupo de gente,
las siluetas humanas lucen algo libidinosas,
el fondo es verde intenso y luminoso.
Un globo amarillo cruza Salguero a la altura de Rivadavia.
Casi que lo toco en el aire
pero su recorrido es todo azar.

Palermo, Almagro, Boedo, 
Caballito, Flores, 
Villa Santa Rita, Villa Gral. Mitre,
Paternal, Villa Crespo.
La bici me viaja de noche.
Nos damos saques de tilo.
Nos perdemos en la fluorescencia nocturna de los jacarandás.
Cubrimos las ruedas de naranja, mientras vemos a las tipas deshacerse de sus flores 
como si nada.

Siempre llueve en noviembre, pero este año no llovió en mi cumpleaños.
Hacía tiempo no se pasaba así de volando el tiempo.