jueves, 26 de febrero de 2009

¿Por qué lleva CR el brazo en cabrestillo?

La naturaleza es sabia, dicen. Según parece dicha sabiduría, para compensar mi vigilia tan asimétrica y poco original, me permite en los sueños ser protagonista de las aventuras más osadas, es que no encuentro otra justificación para explicar cómo puedo despertar en medio de la madrugada con un hombro fuera de lugar*.

Dos factores impiden que les cuente con lujo de detalle mi peripecia, ya en la vigilia, desde el momento en que desperté hasta el instante del glorioso, esperadísimo y aliviador clack que indicó que el hombro volvió a su lugar; un lapso de tiempo aproximado de unas tres horas… es que nunca supe la hora en que mi sueño, jamás recordado, se acabó.

Decía que evito más detalles porque, por un lado, sé que algunos lectores de este blog son personas muy sensibles y no quiero ser causante de ningún desmayo, por otro, mi brazo derecho tiene orden médica de estar inmovilizado, además el tener un brazo colgando del cuello y toda la tensión del día de ayer dejaron a mi espalda con una contractura que molesta más que el dolor del brazo lastimado.

Solo les doy un detalle de cómo desperté para que se hagan una idea, yo estaba boca abajo con ambos brazos doblados en un ángulo de 90 grados sobre mi cabeza, tuve que cargar con el brazo en esa posición, porque solo no se sostenía y tampoco lo podía bajar. Una sensación me acompaño todo ese tiempo: DOLOR.

Agregados felices:

Gracias a Margarita, la profe de literatura de la Unquita, que me prestó “Los detectives Salvajes”, Roberto Bolaño es uno de mis preferidos.

Gracias a Gabo Ferro por las canciones de anoche en el Konex, él con una guitarra, su voz y su poesía es un mago que hace ríos. Fui a pesar de mi brazo en cabrestillo (un pañuelo nomás) y las quejas de todos los que vinieron a cuidarme, gracias =)
Millones de gracias al traumatólogo de bella sonrisa que llego a Medicus a eso de las 8 de la mañana y tuvo destreza, delicadeza y paciencia suficientes para conciliar con mi dolor y tensión.

*Lamentablemente sí hay explicación.

domingo, 22 de febrero de 2009

Resfriada en el andén

The wind is low, the birds will sing

El andén estaba casi vacío, a lo sumo tres personas en el extremo izquierdo, y él en el lado opuesto, parado cerca del último banco, unos cuantos metros antes del final del andén. De lejos su apariencia me dijo que me gustaba. Miró para atrás, el subte no llegaba, se sentó. Quise apurarme para sentarme a su lado pero no me pareció prudente quitarle la soledad. Tanto espacio libre y posarme a su lado, yo hubiera protestado. La suerte quiso que tres chicos entraran al andén, pasaron a mi lado revoloteando un paraguas y se pararon cerca. Decidí que sentarme a su lado no iba a indicar más que tenía ganas de sentarme, y que prefería estar más cerca de él que de los otros tres. Así lo hice, pero a una distancia prudencial, que a su vez me permitía mirarlo mejor.
De cerca me gustó más que de lejos. Sus ojos marrones, su cabello castaño despeinado, sus piernas largas a quienes pude perdonar un pantalón de corderoy en verano, sus manos, sus rasgos definidos, cierto sosiego y, otra vez, la prudencia. Me pregunté si había advertido mi presencia, claro que me había visto, pero pensaba si algo de mí lo llevó a mirarme. Mi vestido veraniego de pájaros coloridos, mis chatitas rojas, mi cabello oscuro, mi andar descangayado, el sentarme a su lado. Ambos nos aquietamos con la mirada al frente. Nuestra distancia permitió que al llegar el subte entráramos por diferentes puertas pero en el mismo vagón. Él quedó cerca de la puerta y supongo que sintiéndose observado (o porque tenía que encontrarse con alguien al bajar), se miró en el espejito que hay pegado a la puerta, con sus manos se acomodó el cabello, lo echó para atrás y casi nada más. Pensé que en solo dos estaciones lo perdía, y así fue. En la combinación no lo sentí caminar detrás de mí, ni pasarme, una vez que subí las escaleras miré para enfrente hasta verlo pasar por el andén. La B era su destino. En verdad sospecho que nunca me miró.

Me pregunto cada cuanto tiempo uno se cruza y conoce personas hermosas, si eso esta regulado de algún modo y es diferente para cada persona, y cuestiones así. Remendando el tiempo sospecho, y decido según mi protocolo, que ya es hora de volverme a cruzar con alguien hermoso. Eso sí pido por favor, impero, exijo, esta vez, poder gustarle. El hecho es que voy por muy mal camino, quizás deba cambiar de combinación o de línea.

jueves, 19 de febrero de 2009

Breath



Alguien también respira nuestro aire de 30 °C. Ofrecimos danzas multicolores para un encuentro. Confiamos. Lloraremos de felicidad.

"Aliento" esta muy bien, más que bien, no pude esperar al estreno que parece es en marzo y ya la ví. Estaré en el cine en cuanto la estrenen.

lunes, 16 de febrero de 2009

Asimetrías

Es probable que pedirle a la heladera "no como las de antes" que funcione más de ocho años sin inconvenientes sea demasiado, no lo sé, pero para continuar con las asimetrías que me acompañan invariablemente desde mi nacimiento: mi heladera esta encaprichada, decidió que el freezer marche como siempre pero que el resto del equipo entre en huelga.
Suceso éste, que tampoco me permite hacer alarde de originalidad, la heladera se me rompe en el verano y el calefón en el invierno, como a todos.
Dadas las pruebas empíricas: asimétrica y poco original, se puede concluir que soy un desastre.

jueves, 12 de febrero de 2009

Pan casero para disfrutar con amigos

Luego de una degustación en casa hace un par de semanas, Apollonia me pidió que le pase bien detallada la receta de mis panes caseros. Aprovecho la volada, y transcribo directo desde mi memoria, casi lo mismo que escribí para ella de puño y letra en una hoja cuadriculada que arranqué del cuaderno del laboratorio.

Las cantidades son acorde al tamaño de mi cocina, sé por reiterada experiencia que si preparo un kilo, me salen más apelmazados y las superficies libres de mi cocina no dan abasto para sostener tanto bollo.

Ingredientes:
  • Levadura prensada ½ cubo (calsa, golondrina, hay otra marca que no recuerdo)
  • Leche 1 taza de las grandes (250 ml) (puede ser agua pero con leche queda más rico)
  • Azúcar 1 cucharada de té
  • Harina “0000” ½ kilo (la cantidad es aproximada)
  • Sal fina de mesa un puñado, que traducido es como 1 cucharada de té (la cantidad es a gusto de los comensales y a conveniencia de su presión)
  • Aceite 2 cucharadas soperas
  • Manteca cantidad necesaria (una feta de 1/2 cm de un pan es suficiente, también es a gusto)
  • Ingredientes varios para saborizar: ramito de albahaca (si es fresca mejor), ciboulette, queso rallado, orégano, lo que se le antoje o le ofrezca su quinta, o verdulero… ojo con lo que le ofrece su verdulero.


Proceso:


Consejos previos: Si no tienen tiempo o son poco pacientes: ¡olvídenlo!
Se acompaña con música de su agrado. No hay un género preciso, eso sí, consideren que lleva bastante tiempo y las manos suelen estar enharinadas y pegoteadas… que sea un disco largo y nada de andar dando vuelta el disco.
Se prepara el mate, o se abre un vino.


Leudado o sentirse Pasteur por un rato, 15 minutos no más:


1) Entibiar la leche. La temperatura ideal es de 37°C, a las levaduras les gusta el calorcito para reproducirse. Si tienen un termómetro en la cocina son insufribles, y no van a usar el termómetro médico para esto (yo ni de esos tengo), así que meten un dedo limpio si se queman lo enfrían, si sienten frio lo calientan.
2) En un recipiente que puede ser un jarro de ½ litro poner la mitad de la leche tibia, la levadura y el azúcar (que será el alimento de las levaduras). Mezclar con mucha energía con un tenedor. La superficie se tiene que llenar de espuma. Las levaduras para reproducirse quieren, calor, comida y aire.
3) Cubrir con un film o servilleta y dejar leudar. Este proceso depende de la temperatura, hay que trabajar siempre en un ambiente cálido, conviene dejar cerca de una hornalla prendida. No incendie nada, por favor. En 10 o 15 minutos mágicamente el volumen se duplica o triplica. Contextura: es una mezcla heterogénea de un líquido espeso con algunos grumos y mucha espuma en la superficie.


Amasado:


1) En un recipiente de capacidad adecuada para contener el doble de volumen de ½ kilo de harina (una ensaladera grande, un tuper grande) mezclar la harina y la sal. Hacer un hueco en el centro. (Esto se puede ir haciendo mientras las levaduras crecen). Tener a mano leche tibia.
2) Agregar en el hueco el leudado y el aceite. Mezclar de modo envolvente con una cuchara de madera (yo tengo una traída de Finlandia, que es un amor) hay que tratar de unir los elementos secos con los húmedos, agregar el resto de leche. Si notan un exceso de harina agregar más líquido, siempre tibio para no retrasar el proceso. Debe quedar una masa un poco chirle que si uno mete el dedo se queda pegado.
3) Cubrir con un repasador o film y dejar leudar otra vez. El volumen se tiene que duplicar.
4) Para esta altura conviene apagar la hornalla, prender el horno y poner a temperatura moderada. Nunca dejar el bollo apoyado directamente sobre la cocina, porque con el calor del horno se puede secar, o empezar a cocinar. Usar una tabla de madera o una asadera como intermediarios.
5) Una vez que duplicó el volumen, separar en dos o tres fragmentos, agregar harina en forma de lluvia y amasar hasta que los dedos ya no queden pegados. Suelo agregarle pedacitos de manteca (MÍNIMOS DIJE, se corta un pedacito se refriega en las manos y con las manos enmantecadas se amasa). Ahí empieza a emanar un leve olor a alcohol y se desinflan las burbujas. Es el momento de darle la forma deseada y agregarle aquello que tengan para darle un sabor particular. Yo hago bollitos del tamaño de una pelota de ping- pong.
6) Se distribuyen los panes en una asadera enmantecada, dejar un espacio entre ellos. Se pueden pintar con manteca, o simplemente poner sobre la superficie de cada uno un trocito, se hace un tajo sobre la superficie y se deja leudar. SI OTRA VEZ, DIJE PACIENCIA.
7) Una vez que crecieron al horno moderado a fuerte hasta que estén doraditos, queda en ustedes regular el color pero no los dejen secar mucho.
8) Creo no haber olvidado nada.
9) Si llegaron a leer hasta acá son personas muy pacientes y están en condiciones de preparar la receta. Ojalá puedan ponerlo en práctica, con el agregado de sus mañas, ya dije esta es mi receta que seguro es diferente a otras.

Música dije, mi elección para el último proceso fue Dory Previn, una cantautora y poeta de New Jersey que me gusta tanto al punto que soy incapaz de describirla. Tuvo una interesante producción en los 70s, “Mythical Kings and Iguanas” y “On my way to where” son muy escuchables, y por lo que leí una vida un poco agitada.

martes, 10 de febrero de 2009

Opciones (II)

Cuando bajé del colectivo comprendí que la opción "no mojarme" era impracticable, justo en ese instante mi mp3 ordenó "Sigur Ros" y caminé esas cinco cuadras disfrutando de la lluvia, aunque refunfuñando un poco por estar vestida tan de veranito.

domingo, 8 de febrero de 2009

Opciones

O dejo de ir al Jardín Botánico, o Prima Laura se mostrará inquieta en sus futuras visitas a casa.




viernes, 6 de febrero de 2009

The fear


Es la tercera vez que siento miedo desde que vivo acá. La primera fue hace mucho tiempo, hacía poco que me había mudado. Era un viernes a la noche, si mal no recuerdo, aunque no importa el día, todo culpa de “El Inquilino” de Polanski. La veía por primara vez y sola, y nada tenía que ver con esa re-make de los noventas protagonizada por M. Keaton y M. Griffith. Una vez acostada fue imposible levantarme hasta el día siguiente, casi tan imposible como dormir de un tirón.
La segunda vez éramos unos cuantos, para que mentir, unos pocos (unos cuantos aquí ya es una multitud), que sin razón alguna más que la de la charla, derivamos nuestra conversación hacia los fantasmas; o a todas esas palabras que decimos en voz alta no son más que significante pero en el fondo creemos, a regañadientes, tienen significado. La cuestión fue que en el momento de máximo convencimiento de la existencia del mismo, alguno de los pocos que faltaba llegar tocó el timbre. Nadie se atrevía a caminar los cuatro pasos temiblemente eternos y oscuros (así lo eran en ese momento) del pasillo, para atender el portero eléctrico.
La tercera vez fue hace un rato, ahora son las 4:30, y no sé si es por la corta distancia de tiempo que me separa, pero fue la que más sentí. Me despertaron unos gritos agudos de mujer. Como siempre sucede, primero estaban lejanos, inentendibles, pero a medida que iba despertando y tomaba conciencia de que no eran parte de un sueño, los gritos se fueron diferenciando hasta a un terrible “SOLTAME”. Se reiteraba una y otra vez hasta que un par de ventanas vecinas se abrieron y gritaron un “soltala”, primero una voz masculina, luego desde otro ángulo, una voz femenina. Los gritos originales siguieron hasta que se fueron esfumando, no porque yo me durmiera sino porque una ventana los encerró. Se escucharon otros gritos del vozarrón que acostumbra a gritar (siempre es él quien grita)* y luego todo se silenció, demasiado. Yo quedé envuelta en un miedo que me paralizó. No quería moverme ni un milímetro en mi cama, estuve así largo rato, luego me fui moviendo hasta que tomé coraje y me levante para ir a hacer pis… ya no podía más. Sentí mucho miedo de verdad. Muy extraño. Después encendí la computadora y escribí esto. Necesitaba contárselo a alguien**.

*No sé de donde provienen pero son frecuentes estos altercados.
** Debo disculparme, hace días que estoy con ganas de volver, y tenía otras cosas más lindas para compartir.