viernes, 6 de febrero de 2009

The fear


Es la tercera vez que siento miedo desde que vivo acá. La primera fue hace mucho tiempo, hacía poco que me había mudado. Era un viernes a la noche, si mal no recuerdo, aunque no importa el día, todo culpa de “El Inquilino” de Polanski. La veía por primara vez y sola, y nada tenía que ver con esa re-make de los noventas protagonizada por M. Keaton y M. Griffith. Una vez acostada fue imposible levantarme hasta el día siguiente, casi tan imposible como dormir de un tirón.
La segunda vez éramos unos cuantos, para que mentir, unos pocos (unos cuantos aquí ya es una multitud), que sin razón alguna más que la de la charla, derivamos nuestra conversación hacia los fantasmas; o a todas esas palabras que decimos en voz alta no son más que significante pero en el fondo creemos, a regañadientes, tienen significado. La cuestión fue que en el momento de máximo convencimiento de la existencia del mismo, alguno de los pocos que faltaba llegar tocó el timbre. Nadie se atrevía a caminar los cuatro pasos temiblemente eternos y oscuros (así lo eran en ese momento) del pasillo, para atender el portero eléctrico.
La tercera vez fue hace un rato, ahora son las 4:30, y no sé si es por la corta distancia de tiempo que me separa, pero fue la que más sentí. Me despertaron unos gritos agudos de mujer. Como siempre sucede, primero estaban lejanos, inentendibles, pero a medida que iba despertando y tomaba conciencia de que no eran parte de un sueño, los gritos se fueron diferenciando hasta a un terrible “SOLTAME”. Se reiteraba una y otra vez hasta que un par de ventanas vecinas se abrieron y gritaron un “soltala”, primero una voz masculina, luego desde otro ángulo, una voz femenina. Los gritos originales siguieron hasta que se fueron esfumando, no porque yo me durmiera sino porque una ventana los encerró. Se escucharon otros gritos del vozarrón que acostumbra a gritar (siempre es él quien grita)* y luego todo se silenció, demasiado. Yo quedé envuelta en un miedo que me paralizó. No quería moverme ni un milímetro en mi cama, estuve así largo rato, luego me fui moviendo hasta que tomé coraje y me levante para ir a hacer pis… ya no podía más. Sentí mucho miedo de verdad. Muy extraño. Después encendí la computadora y escribí esto. Necesitaba contárselo a alguien**.

*No sé de donde provienen pero son frecuentes estos altercados.
** Debo disculparme, hace días que estoy con ganas de volver, y tenía otras cosas más lindas para compartir.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Qué miedo ce...llamame si te sentís feo así eh?...por ahi se nos ocurre algo que hacer, entre varios no se..
En otro orden (porque ésto que te pasó tiene mil aristas): Esta bien que exorcises los phantoms por acá pero tampoco estaría mal que busques otros medios de rajarles el culo a patadas!..
cata

Unknown dijo...

Que horror se nota escrito a las 4:30.

¡Cata tres sustos en 8 años no está tan mal!

Los otros phantoms no los exorciso por acá, al menos no tan directamente.

eltechie dijo...

Yo una vuelta me asuste mirando Hannibal, feo.

Donde te mudaste ?

Salutes.

Unknown dijo...

Sí Hannibal da sustito.

Me mudé hace ocho años y acá sigo.

Saludos