domingo, 3 de febrero de 2013

Los Galgos, Los Galgos

                  La vida ideal es como un cuadro cubista, un ojo de allí, media boca de acá, un clavel, un pedazo de diairo. Si pudiéramos pegarlos a nuestro gusto lograríamos una armonía a medida.




Con la certeza – faena de unos cuantos años vividos- que la vida ideal es tan imposible como un cuadro cubista, pero que de todos modos ambos nos visitan y embellecen, ya que forman parte de esa parte genial de la vida real que constituye algo que acostumbramos a nombrar como arte: comparto aquí la sensación de placer que me produjo este libro.
Hacía tiempo que no sentía tanto con una lectura, desde la dicha de la primera parte de la historia tirada en el pasto a orillas del río, debajo de la sombra de un sauce; hasta las lágrimas finales entre las paredes calurosas de mi departamento. Claro está que puedo enumerar muchas razones o seguir colgando fragmentos del libro, esas frases pequeñas sobresalientes de cada página, para entusiasmarlos o justificarme. Pero a esta altura de la vida también estoy convencida que esas razones son personales y que cada libro tiene un tiempo y un espacio adecuados para uno y que no necesariamente lo son para otros.
Igual me gusta saber, así que busquen un libro que los haga sentir y me cuentan.

10 comentarios:

Alberto Pez dijo...

Chau!, que buena experiencia... todo un disfrute, desde el corazón natural hasta el hueso de cemento...sé lo que se siente.
Soy lector omnívoro pero siempre vuelvo una y otra vez a mi amada hilera de gastadísimos Roald Dahl que chiflan insistentes desde la biblioteca.

Gran saludo.

Unknown dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Unknown dijo...

Qué lindo cuando se tiene uno a quien volver y más si chifla.
Acá me entero quien es Roald Dahl, en mi próxima visita a una librería voy a estar con los oídos bien atentos.
Permiso me retiro que el gato me llama para jugar.

Saludos

Anónimo dijo...

Ay que lindo hablar de libros, estuve releyendo hace unas horas las "Apostillas al Nombre de la Rosa" y me hizo acordar cuanto me gustó ese libro y como me divirtió enterarme de esos entretelones y andamiajes que lo hicieron posible. Ese es uno de mis favoritos cuando lo lei en mi adolescencia yo senti que era la reencarnación de un monje medieval les jjjuro! Otro momento hermoso fue el día que levanté de un puesto callejero en un parque en villa carlos paz "Con otra gente" de Haroldo Conti y lei la primera frase de "Como un leon" no podia parar de leer!! y el tipito que lo vendía ya se impacientaba, hasta que lo compre y salí corriendo a seguir leyendolo!
Uno que me pega duro ultimamnete es "el pobre hungaro" de Sandor Marai, tiene toda una explicación en La mujer justa, de como se relacionan algunas personas con la musica y por eso entre sí, y porque el entendimiento con las personas que no se relacionan con la música es imposible! muy inquietaaante..
cata

Anónimo dijo...

Perdón era en El último encuentro lo de la música..!
cata

Unknown dijo...

No me acuerdo de la parte de la música en "El último encuentro", pero en ese libro hay tantos pasajes memorables que sería cuestión de desenredar un poco los hilos de la memoria.
Por cierto gracias por ese préstamo que fue un encuentro muy preciado.

Fernando Terreno dijo...

Con una recomendación así,más sugerencia que imposición, va derecho a la pila del 2013 (lo que me preocupa es eso de que sea "para llorar").
Y el ejemplar de la foto tiene cara de primera edición... lo que lo hace más atractivo aún.
Gracias y un abrazo.

Unknown dijo...

Fernando: ojo que no es "para llorar", las lágrimas también vienen en el colectivo de lo personal.
Es una cuarta edición de enero de 1973 que fue leído en enero del 2013. Son geniales esas vueltas de los libros.

Betina Z dijo...

Sentí así con La mucama del Titanic, de Didier Decoin (comenté al respecto y cité algunos fragmentos de la novela aquí: http://lunavalencia.blogspot.com.ar/2013/01/contar-la-verdad-aunque-sea-una-mentira.html

Ahora me anoto Los galgos, quién te dice...

Unknown dijo...

Betina Z: eso no se sabe, es cuestión de piel, pero yo lo recomiendo.