Buster Keaton

Nunca antes había visto alguna de sus películas o cortos. El lunes pasado, al salir del trabajo, me fui directo para el TGSM y descubrí que son geniales. Un corto y un largo bastaron para atraparme y querer seguir yendo todos los días a la sala, algo difícil, era el primer día y la retrospectiva continuaba unos 15 más. Decidí controlarme y me mantuve alejada el resto de la semana, pero el viernes volví a subir esos 10 pisos y ya no pude dejarlo.
Los largometrajes estan siempre acompañados de cortos y ambos hacen reir y mucho. Si de reir se trata, los cortos son más efectivos, ya que las películas tienen momentos de calma que vienen bien para reponerse, y son ideales para disfrutar de las sutilezas de sus gestos, su ternura y los juegos de palabras (no todos se entienden). Cuando digo reír, me refiero a reír a carcajadas, de esas que van acompañadas de sonidos de chancho y desplome de todo el cuerpo en la butaca, esas que sacan lágrimas de los ojos. Risas que surgen del absurdo y la ridiculez, pero no todos tienen el don de hacer esas tomas efectivas, y cuantos se tomaron luego de ellas.
El viernes y el sábado había en la sala muchos chicos, y se sentía que lo disfrutaban como cualquier película actual, casi tanto como sus padres. Después de cada “The End”, la sala, en la mayoría de las ocasiones llena, estalla aplaudiendo y ovacionando una tira de celuloide que alguien filmó e ideó 90 años atrás. Es increíble.
La retrospectiva de Buster Keaton en el TGSM sigue hasta el 15 de agosto. Las funciones son 17, 19.30 y 22 hs, los fines de semana también hay función 14.30 hs. Hoy lunes no hay función, el martes no creo que pueda así que veré como me mantengo hasta el miércoles.