lunes, 23 de julio de 2007

Chica Rutera (I)

Lo único que quería y necesitaba el viernes por la tarde era subir a un micro y sentir el placer de transitar por la ruta, mayor disfrute a esa hora en la que todo se cubre con los últimos rayos de sol, no pretendía ver un rayo verde, me conformaba con ese tono apenas cálido del sol de invierno; pero una tonta decisión lo arruinó todo. El viaje a Rosario que tendría que haber sido un trámite de 4 horas, quizás un poco más, debido al tráfico de un viernes inicio de vacaciones, pasó a ser una tortura de casi 8 horas.

Llegué a Retiro pasadas las 18, había estado esperando en ciudad universitaria el 45 como 20 minutos que luego se demoró bastante en el recorrido. Los micros a Rosario salen cada hora de tres empresas distintas, algunos en punto y otros y media, al llegar a las boleterías veo un par de carteles anunciando el próximo micro a las 19 horas. Que pena, iba a tener que estar esperando en esa terminal impregnada de gente y no tenía ganas (¡se me iba el sol de la ruta!), seguí recorriendo hasta que escuché el anuncio de un micro de la empresa San José para las 18:15, fui a la boletería y me vendieron un pasaje para las 18:15 con horario de llegada 22:30, destino final Taboada. Corrí a la plataforma, saltando pertenencias, menores y gente, ví dos micros con el cartel de 18:15 pero ninguno con mi destino, pregunté, pregunté y pregunté, hasta que uno un poco informado que me dijo que el micro ese estaba retrasado porque venía de Liniers. Ahí empecé a sufrir.

El colectivo no llego hasta las 20 horas, todos salían menos el mío, en ese tiempo yo veía como El rosarino, Chevalier, Urquiza, Empresa Argentina y hasta El pulqui (el más trucho de todos) desfilaban delante de mis narices con destino Rosario. Para esa altura ya quería matar al boletero, al que anunciaba los micros, la que estaba esperando a mi lado con dos criaturas, el que se paraba cerca a fumar y a todo el mundo que respiraba en ese lugar, cr incluída, culpable de todo por tan mala elección. Había entrado en cólera y quería estallar en llantos, romper cosas o irme a mi casa a tomar mate, cuando estaba por hacer esto último llegó el micro.

Seguí quejándome mientras subía y uno de los que organizaba el tránsito de pasajeros me dijo que si iba a Rosario, le hubiera dicho que me podría haber ubicado en cualquier micro, (les puedo asegurar que cada 5 minutos le mostraba mi pasaje y preguntaba por el micro. El pasaje decía Rosario). Decidí que ese sería quien más sufriría en mi gran matanza, pero ya estaba arriba y todo se fue calmando, en gran parte gracias a Mogwai, Zidane y mi mp3, excelente sedante.

No, quédense en sus sillas que ahí no acaba la historia, a la altura de Campana el micro se detuvo a subir comida, pero a diferencia de otros micros paró el motor. Habían pasado 10 minutos o menos y como nadie subía a aclarar nada, bajé indignada a ver que pasaba. El micro se rompió, me dijeron. Empecé a los gritos, a pelearme con todos, a decir que para esa altura tenía que estar en Rosario, que me lleven ahí como sea pero que no pensaba quedarme varada en la ruta. Con tal de sacarse de encima a esa histérica, o sea yo, me subieron al primer micro que venía detrás cuyo destino era Godoy, Formosa, y pasaba por Rosario.

Seguimos otro trayecto en la ruta, el micro respiraba demasiado calor humano y yo me estaba asfixiando, empezaron a dar Babel y la sacaron a la hora, creo que era laúnica que le prestaba atención. Llegamos a San Nicolás, entró como todos los micros, pero no se detuvo en el parador a metros de la ruta, no, siguió hasta el pueblo. Mi cara, ya no tenía nombre, a esa altura no me importaba mi destino, solo quería bajarme. En la terminal, les pedí a los choferes si prendían el aire o si me dejaban sentar abajo con ellos, me concedieron ese deseo, así que terminé mi viaje en la escalerita del micro, charlando con los choferes y con aire. Si creen que de ahí volvimos directo a la ruta, se equivocan otra vez, nos detuvimos en el parador y esperamos unos cuantos minutos unos pasajeros que debían subir ahí, uno de los conductores lo busco por todos lados pero no aparecían, creo yo que como el micro tenía 3 horas de retraso, se habían cansado y prefirieron dormir en sus casas y viajar otro día; o quizás se habían desintegrado, no sé.

Llegué a la terminal de Rosario a las 2 am del sábado, y prima Laura pasó a buscarme. Por suerte me habían dejado un poco de comida y bebida.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

ahaha!! que terrible...que terrible! no pense que habia sido tan malo...menos mal que rosario estaba tan lindo!

Unknown dijo...

Y a la vuelta había un piquete en la ruta a la altura de San Nicolás, así que otra vez meterse para adentro hasta llegar a la ruta vieja, demora: 1 hora.

Anónimo dijo...

LA MARCHA DE LA BRONCA:
Yo me pregunto: cual es la mejor forma de viajar? Micro: te hacen paro, te agarra el piquete, se te atrasa.
Auto: te agarra el piquete igual, te hacen paro las estaciones de servicio.
Avion: ni hablar...caer en aeroparque es como ir a un agujero negro del cual no se sabe para donde vas a salir (si salis); Los pilotos hacen paro, los radares no andan, te retrasan para siempre, te cancelan el vuelo por motivos X... (la situacion con los aviones no mejora en el exterior...siempre pasa algo!).
Como haces para asegurarte llegar a un lugar a tiempo y sin hacerte malasangre? eh?
besos
ec

Anónimo dijo...

Por favorrrrrrrr, que peregrinaje el suyo doctora!
Pero bueh, al menos llegó a Rosario y pudo disfrutar con Prima Laura.
Yo debería conocer esa ciudad, una vergüenza que nunca haya ido... encima por ahí cerca vive mi amigo el transformista Damián Dirriko aunque ahora no está haciendo shows así que tal vez deje el turismo para cuando la mostra vuelva a las tablas.
Megabeso!