El subte es extraño, desplazarse bajo tierra junto con un centenar de personas al mismo tiempo es algo cotidiano, pero no deja de ser fantástico. Los colectivos son menos variados, los trenes más visibles y los aviones muy serios, además de caros; el subte es mi medio de trasporte preferido para entretenerme mientras viajo. Los vagones siempre tienen alguien de quien enamorarse, alguien a quien se le podría pegar con gusto, una hueca gritando sus actividades por celular, un niño simpático y otro insoportable, grupos de adolescentes, alguno que no puede quedarse quieto, muchos apurados, lectores varios, señor/a mayor arreglad/a y perfumad/a, caras enigmáticas y atuendos muy diversos, y más…
Aclaración: sé que es un embole viajar ensardinado, y no se pueden comparar la B o D con la sucia C, pero acá no me refiero a la realidad.
El otro día entró al subte delante de mí el chico que va cantando con auriculares y baila moviendo los brazos delante de los vidrios de las puertas; sino lo ubican, es fácil reconocerlo en cualquier momento del día, en cuanto empiecen a escuchar alaradidos bien agudos que siguen alguna melodía del momento busquen por el andén o el vagón, que lo verán aparecer. Entretenimiento garantizado pensé, pero una vez dentro del vagón me di cuenta que el espectáculo vendría por otra parte de la sociedad ya que alguien esta silbando de maravillas. Todo el viaje desde Bulnes hasta Tribunales éste señor, sentado al lado de la puerta, hizo un repertorio de tangos conocidos que mushupeaba con la marcha peronista. El chico que canta se vio opacado por tal performance y se acercó hasta el señor, al lado de donde yo estaba, para murmurar “… Humberto vení tocame …”, bailó un poco delante de la puerta y volvió a alejarse. El dueto terminó en tribunales, donde también se bajó el chico del que me había enamorado.
Aclaración: sé que es un embole viajar ensardinado, y no se pueden comparar la B o D con la sucia C, pero acá no me refiero a la realidad.
El otro día entró al subte delante de mí el chico que va cantando con auriculares y baila moviendo los brazos delante de los vidrios de las puertas; sino lo ubican, es fácil reconocerlo en cualquier momento del día, en cuanto empiecen a escuchar alaradidos bien agudos que siguen alguna melodía del momento busquen por el andén o el vagón, que lo verán aparecer. Entretenimiento garantizado pensé, pero una vez dentro del vagón me di cuenta que el espectáculo vendría por otra parte de la sociedad ya que alguien esta silbando de maravillas. Todo el viaje desde Bulnes hasta Tribunales éste señor, sentado al lado de la puerta, hizo un repertorio de tangos conocidos que mushupeaba con la marcha peronista. El chico que canta se vio opacado por tal performance y se acercó hasta el señor, al lado de donde yo estaba, para murmurar “… Humberto vení tocame …”, bailó un poco delante de la puerta y volvió a alejarse. El dueto terminó en tribunales, donde también se bajó el chico del que me había enamorado.
8 comentarios:
...otra ves el subte que bien!
territorio mágico si los hay para mí y (ya hablé de esto a causa de anteriores post) desde la más tierna infancia.
Ayer viajaba en el subte con una persona que me hizo acordar de la película Subway...subte al cuadrado! hoy cuando viaje pensando en estos comentarios será al cubo...
ah que lindo, podés seguir así hasta ver infinitos subtes como una imagen en espejos enfrentados.
HAPPY FESTIVUS!!!!
Aguante la linea "C"
es la con que se va a bera!!!!
Gracias por los saludos, felisamemuero para vos también.
Sí la C la uso mucho, pero uno se acostumbra pronto a la buena vida.
ah genial lo de festivus ahora entendí vayan y vean www.ritmomundial.blogspot.com
Si, el subte es una dimensión extraña... donde todo puede suceder. Muy buena historia!
Gracias Paterna saludos!
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