miércoles, 16 de agosto de 2006

Mis diálogos en el consultorio de kinesiología

Hace un par de semanas que, además de la chica de siempre, hay un recepcionista nuevo en el consultorio, muy correcto y delicado él (una mariposa hermosa). Hoy cuando llego, agitada después de caminar ocho cuadras apuradita, le digo el apellido y mientras ingresa los datos para que salga el ticket que luego firmo, me dice:
- va muy bien tu nombre.
Yo puse cara de no entender a que se refería y sin que pueda llegar a decir algo, él agregó en tono natural, como si lo que estaba pensando y por decir, fuera una cosa muy común de una relación paciente-recepcionista:
- Cecilia... ¿no es la musa de la música o algo así?
Yo, siempre poco sofisticada, dije – ah sí, la patrona de la Música.
- Es que irradias como un halo de calma- detalló inmutable mientras me extendía el papelito para que firme.
Palabras que provocaron que mi calma se pose en una gigante sonrisa, pero al mismo tiempo mi ser quede un poco desconcertado y turbado. Esta gente que dice esas cosas me genera un poco de... se me hace difícil explicar, es que, dependiendo el modo y el interlocutor, puedo guardar una terrible sonrisa en forma de burla o un tierno respeto, como sucedió en este caso; el modo en que lo dijo y con la certeza que lo hizo, lo ameritaba.


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Siguiendo con la gente extraña, por esta nota me enteré que hoy se cumplen 50 años de la (no) muerte de Bela Lugosi, léanla si tienen tiempo que esta muy bien. Dejo como recomendación El hijo de Frankestein, con un Ygor que le hace sombra al monstruo (Boris Karloff).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

lastima que se la mastica porque si no yo te podria tirara algunas lineas para responderle...(pero en privado, no querria que te clausuraran al blog por mi causa).
Igualmente algo casi igual ya te lo habian dicho antes, no?
Besos

Unknown dijo...

Es verdad que no hay que ser muy perceptivo para definirme como calma, pero me tomó por (grata) sorpresa el comentario.