-Duerme, hijo mío.
Yo no sé nada
con nuestra mano tendida
la culebra muerta no puede
silbar.(1)
Soné con una culebra.
En el sueño tenía la
chance de cortarla,
con una pala o un hacha,
pero prefería dejarla
vivir.
Lograba sacarla de la
casa,
y se escondía una vez
más en las afueras.
Mientras pensaba -¿por
qué matarla, si ahí ya no molesta?-
Al despertar, me di
cuenta, que unos días atrás
ya había soñado con una
culebra.
En ese momento de
placentera confusión de realidad,
me preguntaba la razón
por la que había dejado a la culebra con vida.
¿Tantas ganas tenía de
continuar soñando con ella?
¿Qué diría Andrea(2) de
lo que yo diría que representaba esa imagen,
para conservarla en mis
sueños y no eliminarla de una vez?
No puedo saberlo,
pero será quizá...
que
la culebra
muerta
no puede
silbar.
Imágen: Disco de bronce, Cultura Santamariana Período Tardío (1200-1535 d. C.)
(1) Verso construído con frases recortadas de otros textos, los seleccioné al azar de la mesa donde estaban mezclados con muchos más.
(2) Mi psicóloga durante unos cuatro años.
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