Remolinos, remolinos
el otoño y el viento
Como las palomas
ansiosas de volar,
en bandadas por el aire
las hojas se van.
el otoño y el viento
Como las palomas
ansiosas de volar,
en bandadas por el aire
las hojas se van.
Me gusta abril, ya con su sonido –aunque mi preferido sea junio- bien interpreta cómo ha de acercarse. La temperatura empieza a descender, entonces disfruto tanto de un baño de lluvia como de uno de sol. El atuendo es más confortable: medias largas de colores, polleras, remeras, alguna chaqueta, pañuelos para el cuello, de lujo son los días que puedo caminar con borceguíes o botas y desordenar con cariño las hojas amarillas y secas. No me quedo pegada en los asientos de los tranportes públicos, eso sí mi pelo sigue atado. Como mi vitalidad es inversamente proporcional a la temperatura, para mí los días se alargan, puedo hacer más cosas o me cuesta menos ir de un lado a otro y caminar. El mate amargo de las siete está bien caliente, luego el vino tinto reemplaza a la cerveza y las variedades de tés comienzan a descender de los estantes, otra vez disfrutar de ese humito al acostarme y de alguna mantita. Abril tiene un color cálido y frío a la vez - o de a ratos, porque no es tibio-, la intensidad de un abrazo que no desarma y perdura.
Con testarudez digo que la luz del otoño dibuja las formas más bellas en esta ciudad, brindo porque aún le quedan dos meses.
*Fragmentos de Abril es una película del cine independiente americano, ya debe tener cinco años o más, con una historia sin excesivos golpes bajos y ritmo ameno que se puede recomendar a todo el público. Lo mejor de la película es salir cantando You, you, you, you you de The 6ths