Al gato lo salvaron:
su cola de gato montés, resistente y larga;
el campo gravitacional de la luna;
los fantasmas que habitan este árbol que nos custodia.
Ahora estamos tranquilos.
Volvimos al acecho de insectos fluorescentes,
que al instante se desvanecen en el aire.
Tatuada por sus garras, sado amor felino.
2 comentarios:
Que momento!! Fue angustiante pero por suerte tuvo un final feliz y quedó en la anécdota y un par de arañazos que se borrarán con el tiempo.
Si, por suerte fue un susto nomás!
Ahora tengo que buscar quien coloque la red para ya relajarme.
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