Lloro por cosas que
no parecen importantes. En las grandes angustias, mis ojos se secan. Mi abuela
no quiso llorar nunca. Decía que si empezaba no iba a poder parar. ¿Qué tipo de
llanto es ese, que no se puede llorar y que no termina?...*
Dejé acá mis primeras lágrimas del viaje. Ya en el regreso.
(Qué extraño: ni llantos, ni risas, ni la mezcla de ambos, tan común en mí. ¿Por qué será que hace tanto no me rio a carcajadas, ni lloro como una marrana, ¿los años minimizan la sensibilidad?)
Quizá fue por la incertidumbre que me causaba el fallido del auto aún no resuelto.
Quizá porque no usé ni un forro de los guardados en la mochila.
Mientras oscurecía junté de la arena una piedra de un tono violeta para una amiga, y pensé en ella y en su hija por nacer.
A la mañana siguiente en la misma arena, dejé mis segundas lágrimas del viaje: supe que la niña ya estaba respirando en el territorio de los humanos.
Al mediodía el problema del auto estaba resuelto. Unos cables pelados nomás.
Continué así el regreso.
(Playa El Cóndor, Viedma, Rio Negro)
*Discurso del contador de gusanos, Ariel Williams.
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3 comentarios:
(Esquipeá la propaganda del ppio. no pude encontrar uno sin!)
http://www.youtube.com/watch?v=2Z4L6NT3dHI#aid=P9PrG9EUFtA
cata
(Ah! Y yo tampoco soy ni fui de las obvias por las que preguntan..y sin embargo..)
cata
eppur si muove
Gracias por las Lágrimas negras, igual estas fueron así mínimas más de relax que otra cosa.
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