En el rio hay un pozo. Es extraño, sobre la quietud que el
agua alcanzó a esta hora de la tarde se dibuja un círculo cerca de la orilla.
Yuxtapone en el tiempo movimientos: lanza, como una fuente, un pequeño chorro de agua, para
luego cerrarse casi simulando una planta carnívora, y devorar otro tanto. Se suceden a un ritmo constante, hipnotizador.
Exhalo en él algunos miedos, dejo un
poco de mi perfume, le agradezco por el chapuzón y continúo la marcha con el cabello suelto, ya que la caída
del sol trajo una seductora brisa que se siente y suena fresca entre los árboles.
(En la orilla del Rio Negro, en Carmen de Patagones, Buenos Aires)
2 comentarios:
Tus palabras me transportan por un rato a ese hermoso lugar. Que lo sigas disfrutando, cr.
Gracias Rob K, disfruté mucho y ya estoy de regreso iré subiendo más textos.
¡Abrazo!
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