La función del arte /1
Diego no conocía la mar. El padre Santiago Kovadloff, lo llevó a descubrirla. Viajaron al sur.
Ella, la mar, estaba más allá de los altos médanos, esperando.
Cuando el niño y su padre alcanzaron por fin aquellas cumbres de arena, después de mucho caminar, la mar estalló ante sus ojos. Y fue tanta la inmensidad de la mar, y tanto su fulgor, que el niño quedó mudo de hermosura.
Y cuando por fin consiguió hablar, temblando, tartamudeando, pidió a su padre:
-¡Ayúdame a mirar!
Galeano, Eduardo, “El libro de los abrazos”.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
François Truffaut, “Los 400 golpes”
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Ella, cuando llega a un lugar con
mar, se muestra ansiosa hasta lograr su encuentro; se acerca corriendo hasta un
punto en que esa masa de agua la detiene, y la deja una y otra vez estática, deslumbrada, sin
palabras.
Luego ella se tiende sobre la arena, cierra los ojos y se pierde un tiempo inmensurable en sentir.
Luego ella se tiende sobre la arena, cierra los ojos y se pierde un tiempo inmensurable en sentir.
3 comentarios:
Qué serenidad transmite ese rostro.
Salut, cr.
Haarmosa!
cata
Rob K: son la arena y su proximidad al mar las de la serenidad, suelen decir que soy tranparente.
Gracias Cata!
Publicar un comentario