No provocan la misma sensación, ni generan las mismas muecas dos chingolitos robando al pasto, que dos gorriones. Además, son más bellos.
Nos mudan y el nuevo box no tiene ventana al exterior, ni luz natural, un descuido de la universidad vidriada.
-¿Cómo se hace la mudanza?, pregunto una.
-Cada uno junta sus cosas y las deposita en el nuevo lugar, dije.
-Yo creo que va a ser como cuando se ocupaban las tierras, dijo otro, uno traza su territorio y dice esto es mío.
-Procuraré estar el día de la mudanza, agregué.
Me echaron, muy amablemente, de la biblioteca, es que se unieron al asueto. Mi cara de déjenme un poquito más no los ablandó. Justo hoy que estaban todos y ordenados los libros; todos menos el Ar 861-ort, que el catálogo anuncia un Ortiz, Juan L. “Obras Completas”, y los estantes denuncian un librito de poemas de una tal Ortega. Sospecho que una mano rara hizo tal enroque, me tuve que ir corriendo y no pude reclamar. Ya es la tercera vez que lo busco, siempre llego con la ilusión de que lo voy a encontrar.
Me aburrí de lo que estaba haciendo, ¿se nota?
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